Vivo una ciudad, Valencia, de tamaño medio (780.000 habitantes, un tamaño similar al de San Francisco o Marsella y la cuarta parte que Madrid), donde antes o después te acabas encontrando con todas las personas que conoces, y usamos la expresión «Valencia es un pueblo» cuando sucede esto.
Hoy en día, gracias a las TI lo que podríamos decir es El Mundo es un pueblo, y esto es algo que debemos conocer y aprovechar.
En mis primeros años en la Universidad, cuando apareció el paradigma de la programación orientada a objetos, para explicarla se usaba la idea de que es igual de útil conocer «algo» que «conocer a alguien que lo conozca». En la vida diaria, cuando se necesita alguien para un puesto de trabajo o para alguna determinada actividad se puede recurrir a organismos oficiales o complicados sistemas de directorios, pero en realidad cuando necesitas a alguien lo primero que piensas es en alguno de tus contactos. Es ahí donde entran en juego las redes sociales profesionales.
No hay duda de que funcionan y que son productivas, como en mi caso lo demuestran las colaboraciones u oportunidades que han llegado a buen término gracias a LinkedIn.