El baloncesto y las reuniones

Durante muchos años he jugado al baloncesto, aunque no a nivel profesional. Este deporte me ha aportado muchas cosas, y creo que algunos conceptos del juego se pueden aplicar con buenos resultados al ámbito empresarial.

En un partido, hay un jugador que ocupa la posición de base (posición 1 según la costumbre estadounidense de numerar las posiciones del 1 al 5). La misión del base es dirigir el juego, y alguna de las cosas que hace y que debe tener en cuenta son:

  1. Cuando recibe el balón siempre debe estar dispuesto a tirar o emprender una jugada en solitario.
  2. Debe controlar el tempo del partido. Esto quiere decir que dependiendo de las circunstancias que se den en un momento dado debe elegir la estrategia y decidir si es conveniente jugar rápido o si por el contrario es mejor ralentizar el juego y tomarlo con calma.
  3. Debe ser capaz de obtener lo mejor de cada uno del resto de jugadores y aprovecharse de sus fortalezas y habilidades.
  4. Debe preocuparse de que todos los compañeros participen en el juego. Un jugador que no recibe el balón durante demasiado tiempo, tenderá a sentirse frustrado y en cuanto pueda emprenderá una acción por sí mismo que en la mayoría de los casos no tendrá un buen resultado.
  5. No debe permitir que un jugador monopolice el partido. Si se trata de un jugador brillante, puede producir un beneficio a corto plazo, pero tarde o temprano el resto de jugadores se sentirá desmotivado si no se les transmite que su aportación al juego también es valiosa y necesaria.

 

¿Y cómo podemos aplicar todo esto a una reunión de trabajo? Si lideramos una reunión, podemos hacer lo siguiente:

  1. Siempre se debe estar alerta y dispuesto a tomar la palabra.
  2. Hay que controlar que se mantenga la tensión en la reunión, que no se pierda el tiempo y que se persigan los objetivos que la han motivado.
  3. Hay que saber sacar partido de todo lo que puedan aportar cada uno de los participantes.
  4. Es necesario conseguir que todos los participantes aporten valor a la reunión y se involucren. Para ello hay que observar si alguien se queda callado mucho rato, involucrándolo de forma activa en el tema en discusión.
  5. No se puede permitir que nadie consuma mucho más tiempo que el resto en sus aportaciones. Si es útil conocer la información que tiene que transmitir, puede ser conveniente plantear otro tipo de actividad, como una presentación.

Teniendo todo esto en cuenta, seguro que se pueden llevar a cabo reuniones más productivas y eficientes, ¿no os parece?